Los síntomas del virus del mosaico del tabaco varían mucho de una especie vegetal a otra. En otras palabras, dependen considerablemente del tipo de planta hospedadora y, además, de la cepa del virus, de los “antecedentes” genéticos de la planta y de las condiciones medioambientales donde esta se halle.
Los síntomas suelen aparecer alrededor de 10 días después de la infección inicial y estos son:
– Aparición de manchas marrones o amarillentas con un matrón tipo mosaico en las láminas foliares
– Retraso en el crecimiento
– Enrollamiento de las hojas
– Amarillamiento de los tejidos
– Bajo rendimiento en la producción de frutos e incluso aparición de frutos dañados y deformados
– Retraso en la maduración de los frutos
– Color de los frutos poco uniforme (especialmente en tomate)
El cultivo de chile pimiento (Capsicum annuum) es importante en diversas regiones agrícolas debido a su alta demanda en el mercado.
Sin embargo, enfrenta enfermedades que afectan su productividad, como el virus del mosaico del tabaco (VMT).
Este patógeno, cuyo nombre científico es Tobacco mosaic virus, perjudica el desarrollo de la planta y puede reducir los rendimientos si no se implementan medidas preventivas y de manejo.
En este artículo exploraremos los síntomas, el ciclo de vida del virus y las mejores estrategias para su control.
El Tobamovirus es altamente estable, lo que le permite sobrevivir en condiciones adversas durante largos periodos.
Esta característica lo convierte en un patógeno difícil de manejar, especialmente en sistemas agrícolas intensivos.
En el año 1883, el químico Adolf Mayer realizo una descripción del virus del mosaico, indicando que este se podía trasladar de planta a planta de forma similar a las infecciones bacteriales. No obstante, 6 años más tarde, el naturista, microbiólogo y botánico neerlandés Martinus Willem Beijerinck demostró que un medio de cultivo filtrado y libre de bacterias continuaba el agente infeccioso.
Ya en el 1935, el bioquímico Wendell Meredith Stanley cristalizó el virus y consiguió demostrar que aún permanecía activo después de la cristalización. En 1958, la cristalógrafa Rosalind Frankin, quien trabajó para Stanley, comentó que el virus no era sólido sino hueco e hipotetizó que el ácido ribonucleico del virus del mosaico del tabaco era de trenzado simple.