El virus del mosaico del tabaco (también conocido como TMV por sus siglas en inglés) fue el primer virus identificado en la historia, y siguió jugando un papel clave en el desarrollo de la virología.
Tras la identificación de ese primer virus en una planta, empezaron a descubrirse otros en animales y humanos.
En 1898, el mismo año en que Beijerinck publicó sus hallazgos, dos colegas alemanes, Friedrich Loeffler y Paul Frosch, utilizaron el filtro de Chamberland para investigar el patógeno que causaba la fiebre aftosa del ganado.
Así, lograron determinar que la enfermedad era causada por un agente filtrable, como se llamaba en ese momento a los virus.
El primer virus humano hallado fue el de la fiebre amarilla, en Cuba, en 1901.
Luego de que el médico cubano Carlos Finlay descubriera que el vector de la enfermedad era el mosquito, una comisión especial creada por el Ejército de Estados Unidos (que ocupó Cuba hasta 1902), logró determinar que el origen del mal era un "agente filtrable".
Fue la invención del microscopio electrónico, en 1931, lo que permitió finalmente a los científicos poder ver a los virus y comenzar a entender sus complejas estructuras.
En 1935, el bioquímico y virólogo estadounidense Wendell Meredith Stanley fue el primero en cristalizar un virus -el TMV-, demostrando que permanecen activos e infecciosos luego de la cristalización.
El experimento de Stanley también reveló que los virus no eran líquidos sino partículas sólidas.
Y descubrió que están hechos en su mayoría de proteínas.
Sus hallazgos lo llevaron a recibir el Premio Nobel de Química en 1946, que compartió con otros dos científicos que trabajaron con la cristalización.
En la década de 1950 se descubrió que además de proteínas, los virus están compuestos por ácidos nucleicos (ADN o ARN), que actúan como material hereditario.
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Dmitri Ivanovsky era un microbiólogo y botánico ruso.
Unos años después de que Chamberland creara su filtro, comenzó a investigar una enfermedad que afectaba a la planta del tabaco, extendiéndose con rapidez y produciendo graves pérdidas económicas.
El mal había sido identificado unos años antes en Países Bajos, donde se le apodó mosaico del tabaco, ya que producía unas manchas en las hojas que le daban ese aspecto.
El científico alemán que identificó la enfermedad, Adolf Mayer, demostró que era infecciosa y, aunque no pudo aislar el patógeno, estaba convencido de que se trataba de una bacteria.
Pero Ivanovsky logró demostrar que no se trataba de un agente infeccioso conocido.
En 1892 molió hojas extraídas de una planta infectada y pasó el cultivo por el filtro de Chamberland.
Su experimento mostró que la planta seguía infectada. De esta forma, logró comprobar que el agente infeccioso no era una bacteria, al menos no una tradicional.
Si bien Ivanovsky tampoco pudo identificar qué causaba la enfermedad del mosaico del tabaco -su principal teoría era que podía tratarse de una toxina producida por una bacteria- sí aportó un dato clave.
Logró determinar que se trataba de un agente filtrable, dando origen a una nueva categoría de patógenos.
Fue su par neerlandés, el botánico y microbiólogo Martinus Willem Beijerinck, quien logró avanzar aún más con el estudio de este nuevo agente infeccioso.
Además de describir algunas de sus propiedades, a Beijerinck se le atribuye haber bautizado a este patógeno como un "virus", palabra derivada de un término latín que significa "líquido viscoso" o "veneno", aunque algunas versiones señalan que fue Ivanovsky quien primero usó el término.
En 1898, en su laboratorio en Delft, Beijerinck replicó el trabajo de Ivanovsky, volviendo a demostrar que la planta de tabaco infectada con la enfermedad del mosaico seguía siendo contagiosa tras ser filtrada.
El científico también mostró que la infección podía transferirse a otras plantas de forma serial, revelando que el patógeno en cuestión se autoreplicaba y, por ende, no se trataba de una toxina química, como especulaba Ivanovsky.
Además, comprobó que el agente causal podía difundirse a través de varios milímetros de gel.
Concluyó que se trataba de un patógeno líquido, al que llamó un contagium vivum fluidum (germen viviente soluble), descartando que fuera un contagium fixum (germen fijo o sólido), como son las bacterias.
Beijerinck describió al virus como un líquido vivo que contenía una entidad disuelta, no particular y no corpuscular.
A pesar de que las investigaciones de Ivanovsky y Beijerinck contenían conclusiones erróneas -años más tarde se descartaría la naturaleza líquida de los virus y también que estuvieran vivos- dieron pie a una nueva rama de la ciencia: la virología.
Tegs: mosaico significado